Habano de chocolate, café, letras y jazz

Una pitada, una letra y un sorbo de café. El trío perfecto, un placer idóneo para ese tiempo a solas, de reflexión y de expresión. Porque, muchas veces no expresamos lo que sentimos o pensamos. Guardamos todo eso adentro de una cajita con una llave que quien sabe quién o qué puede abrirla y soltarlo. Pero la respuesta es algo obvio, ¿no? Nosotros mismos, claro. Con jazz de fondo, ese swing que te suelta, la lengua, las manos, la forma de sentirte y pensar. Esa combinación que es casi como una droga, pero de las buenas. Voy pensando qué escribir, de forma improvisada, mientras mi habano de chocolate se consume, le crece la ceniza, el café se enfría de a poco, pero sigue siendo mi amado café. A veces buscamos mirar para el pasado y pensar cuánto tiempo fuimos felices, y cuánto tiempo durará esa felicidad, si es que sentimos tenerla. Pero nos olvidamos de que la felicidad está hecha de momentos, de pequeños momentos, de los que no nos concentramos del todo. Lo pen...